lunes, 25 de mayo de 2009

LA CURIA ROMANA EN PECADO GRAVE

Era un secreto a voces, pero ahora las señales se van multiplicando cuantitativa y cualitativamente: “La Curia Romana no refleja ni ante los fieles la voz auténtica del obispo de Roma, ni ante éste la de los fieles”. Debido a esto el siguiente documento señala directamente a dicho organismo y de ninguna manera se dirige a quien reconocemos como cabeza visible de nuestra Iglesia: nuestro hermano mayor, el papa Benedicto XVI.

Zenit publicó el jueves 16 de noviembre de 2006:
“Publicamos el texto íntegro del comunicado distribuido en la tarde del jueves por la Santa Sede:
«En la mañana de hoy, 16 de noviembre, en el Palacio Apostólico, el Santo Padre presidió una de las periódicas reuniones de los jefes de dicasterio de la Curia Romana para tener una reflexión común. Los participantes en la reunión han recibido una información detallada de las peticiones de dispensa de la obligación del celibato presentadas en los últimos años y sobre la posibilidad de readmisión al ejercicio del ministerio de sacerdotes que actualmente se encuentran en las condiciones previstas por la Iglesia. Se ha reafirmado el valor de la opción por el celibato sacerdotal, según la tradición católica, y se ha confirmado la exigencia de una sólida formación humana y cristiana, tanto para los seminaristas como para los sacerdotes ya ordenados». ZS06111605 ”

1. Es verdaderamente triste y lamentable el manejo que la Curia Romana hace en torno al celibato sacerdotal, como si lo que se estuviera pidiendo fuera su supresión, dando por respuesta una reafirmación del valor del celibato: “Se ha reafirmado el valor de la opción por el celibato sacerdotal, según la tradición[1] católica.”
2. Nadie niega el valor del celibato. Lo que se pide es la abolición de la obligatoriedad del mismo como elemento “sine qua non” para el ejercicio sacerdotal cuando es una gracia independiente de la que se recibe en el sacramento del orden. Ni todo el que recibe el don del celibato es sacerdote (laicos que hacen voto, religiosas y religiosos no sacerdotes), ni todo el que se ordena tiene el don del celibato (católicos orientales como maronitas, melquitas…) "El “El celibato no es esencial para el sacerdocio; no es una ley promulgada por Jesucristo." Declaración del Papa Juan Pablo II en julio de 1993. Por su parte Jesús, al instituir el sacerdocio, lo hizo con hombres casados.
3. Teológicamente la norma del celibato en el Código de Derecho Canónico es absurda ya que no se puede oponer a dos sacramentos que son canales de gracia. Sólo hay un sacramento que es requisito para recibir los demás válidamente: el bautismo. Pero ningún sacramento puede excluir a cualquier otro.
4. La postura de la Curia Romana es pecaminosa ya que es una postura contra la pastoral. ¿Por qué? Muy sencillo: cuando hay 150,000 sacerdotes casados (no en activo) listos para retomar el trabajo ministerial en el mundo, es decir, un 37% más de sacerdotes esperando atender las necesidades del Pueblo de Dios… (“en el año 2001 había en total 405.067 sacerdotes diocesanos y religiosos” dice el texto de Zenit refiriéndose a los que están en activo).
a) En el mundo están cerrando parroquias y hay sacerdotes que tienen que atender 2 y hasta 3 parroquias; eso es pecado cuando existe la posibilidad de mantenerlas en funcionamiento para responder a las necesidades espirituales de los fieles.
b) La falta de sacerdotes pone en grave peligro la atención y evangelización de la feligresía en todo el mundo y de hecho está impidiendo a los fieles tener todos los sacramentos; eso es pecado gravísimo.
c) La edad promedio de los sacerdotes en México es de 59 años, en EUA es de más de 62. Si a esto añadimos el que cada día existen menos vocaciones debido en gran parte a la exigencia del celibato[2], dentro de poco la institución romana de rito latino dejará de existir; el no tomar medidas contra esto es pecaminoso.
d) Todos los ritos católicos, menos dos, aceptan a casados sacerdotes, ¿por qué no en el rito latino? Por lo que el decir que “Se ha reafirmado el valor de la opción por el celibato sacerdotal, según la tradición católica” en el contexto, equivale a decir “según la tradición católica no se aceptan sacerdotes casados”. Estamos ante una redacción engañosa, de engaño premeditado; pecado con agravante.
e) Ello demuestra una falta inconmensurable de sensibilidad pastoral por el bien del pueblo de Dios; lo que también es pecaminoso. Cuando desaparece la sensibilidad solamente queda el cerebro, que sólo sabe imponerse dando lugar al autoritarismo.
f) En muchos países, especialmente en África, el que no se casa es visto como homosexual y es discriminado, lo que complica el trabajo pastoral de los sacerdotes. Dificultar el trabajo pastoral es pecado grave para un pastor que debe de facilitarlo.
g) El celibato hace siglos respondió a una situación histórica concreta: la función económica de acumular riqueza para la Iglesia –ya que cuando moría el sacerdote casado sólo lo litúrgico permanecía en los bienes de la Iglesia y el resto quedaba en la familia; si el sacerdote era célibe entonces los bienes permanecían en la Iglesia–; pero las circunstancia históricas son otras y negarse a ver los signos de los tiempos para el bien del Pueblo de Dios es un pecado ya denunciado por el Señor Jesús.
h) En la práctica el 80% de los sacerdotes en activo tienen familia (esposa y/o hijos), el 10% son célibes y el 10% son homosexuales. Lo más grave es que esto es bien sabido por aquellos que están al servicio del Pueblo de Dios en la función episcopal. Mantener una ley que de facto no se respeta es no reconocer la verdad y no reconocerla también es pecado.
i) Las medidas adoptadas por los supervisores (“epi” = encima, “scopeo” ver. “Epíscopo” = “supervisor” = obispo) del Pueblo de Dios cuando se ven obligados a aceptar que un sacerdote tiene esposa y/o hijos, son de una de dos maneras, una simplemente de simulación y/o encubrimiento para guardar las apariencias u otra, que llame al sacerdote y le ofrezca enviarlo a obtener un grado académico a Europa (todo pagado) y al regreso un buen puesto en la Curia de la diócesis o una “muy buena” parroquia, siempre y cuando deje a su familia y no vuelve a verla. ¿Qué diferencia hay entre estas conductas y las farisaicas condenadas por el Señor Jesús? ¡Eso es pecado gravísimo! Y la Curia Romana lo sabe y es cómplice de ello.
j) ¡Cuantos hijos regados hay, de sacerdotes!, ¡hijos huérfanos, de padres vivos!, ¡sólo porque el Derecho canónico[3] les impide tener una familia estable! ¡Cuántos abortos no se practican para evitar el escándalo, porque el niño engendrado es hijo de sacerdote! La Curia Romana y las curias locales se hacen cómplice porque lo saben. La pena canónica por provocar el aborto y para los cómplices es la excomunión ipso facto (latæ sententiæ), ¿No se estarán auto-excomulgando la Curia Romana y las curias locales con esta complicidad callada y provocada por su cerrazón?
k) El trato que frecuentemente reciben el sacerdote y su familia que decide optar por ella, por parte de la Curia local, por hermanos del presbiterio, hermanos de orden, congregación o instituto, si es religioso, y de la Curia Romana es innombrable. El lector no tiene idea, ni la más mínima, del infierno que les hacen vivir. Es espeluznante, la tortura psicológica, social y económica a la que son sometidos, sólo comparables a las torturas físicas de la inquisición. Otro grave pecado contra la Caridad. Si se supone que el mandamiento principal es el amor, la Caridad, es un atentado directo al centro del Evangelio. La jerarquía de la Iglesia que se supone que es Madre, se comporta como la peor madrastra. (Si el lector conoce a un sacerdote casado, no le pregunte, porque el sólo recordarlo es herirlo y volver a lastimarlo.) En muchos casos ni siquiera dan la dispensa de votos y no se pueden casar por la Iglesia y tienen que vivir en “unión libre”, porque ¡ni siquiera se le permite recibir la bendición sacramental!, lo que les impide canónicamente el poder comulgar. ¡Qué falta de caridad![4]
l) En muchísimas ocasiones, la sociedad rechaza al sacerdote y a los miembros de su nueva familia como si estuvieran apestados, trato que es promovido y/o fomentado por la jerarquía eclesiástica, por lo que no pueden encontrar ni siquiera un trabajo digno. Si a ello agregamos que en muchos países los estudios seminarísticos no tienen ningún valor reconocido en la sociedad civil, nos encontramos con una persona –que para aquélla no tiene estudios universitarios, y a veces ni de bachillerato, o ni siquiera de educación elemental, porque sus papeles no tienen “valor oficial”–, buscando empleo a sus 30/40s años o más, para mantener a su familia. Hay dolorosos casos de quienes terminan mendigando… u obispos de sacristanes… Permitir esto por una ley humana, indefendible por traer más males que bienes, es pecado gravísimo.
m) Si además se piensa que propiciar este trato degrada la dignidad que corresponde a un cristo (ungido), muestra el desprecio por su propio ministerio y lo poco que la Curia Romana valora la dignidad sacerdotal propia y de los que fueron ordenados sacerdotes “in æternum” aunque se casaron, ya que no pueden dejar de ser sacerdotes por ese hecho: Esto prueba que la obligatoriedad del celibato es una ley humana que atenta contra la dignidad del sacramento, su seriedad, y niega la eternidad del carácter que imprime la ordenación, lo cual es herético, escandaloso y pecado gravísimo.
n) Juan Pablo II a través de todo su magisterio dejó ver que la violación a los derechos humanos es un pecado grave. El derecho al matrimonio y a elegir la pareja es un derecho humano básico reconocido por la Iglesia hacia fuera y negado hacia adentro por la Curia Romana.
o) Jesús dijo: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.» (Mt 28:18-20). La Curia no tiene ningún derecho a impedir la proclamación del Reino de Dios con todos sus signos sacramentales ni a dejar con hambre de Evangelio al Pueblo de Dios y al mundo; hacerlo así es un pecado gravísimo.
p) Es un pésimo testimonio hacia fuera de la Iglesia Romana que el celibato que de facto no se cumple; es un escándalo, un pecado. Lo que produce el escándalo es el hecho de no querer cambiar la norma a pesar de que puede ser modificada con relativa facilidad. En todo esto solo vemos la falta de algo esencial en la prédica moral: la coherencia. Y el pueblo deja de creer en aquello que resulta incoherente.
5. La Curia Romana al hablar de las ordenaciones episcopales realizadas por el arzobispo Milingo “y las que de ellas se deriven”, el Vaticano hace una declaración magistralmente ambigua en la que induce al desprevenido a creer que son nulas. Si la validez de dichas ordenaciones depende de la voluntad del obispo de Roma… ¿por qué no anula todas aquellas que se realizan fuera de la comunión romana? En tiempos de León XIII, para tratar de declarar “nulas” las ordenaciones anglicanas, ¿por qué se tomaron tanto trabajo con sutilezas pseudoteológicas, si para ello bastara, repetimos, un decreto vaticano? Quitemos la confusión: Dichas ordenaciones son válidas aunque sean ilícitas conforme al Derecho Canónico; válidas porque provienen de la imposición de manos y voluntad del ordenante garantizando la transmisión del Espíritu Santo y el sello que imprime carácter. Son canónicamente ilícitas porque falta la aprobación del Papa, a pesar de que existe el ejemplo mucho más apostólico de la Iglesia Primitiva, de la elección por parte del pueblo. Y aunque la Curia Romana trate de hacer creer que no las reconoce, su validez no está en duda. Declarar que son inválidas implicaría una de dos cosas: o una crasa ignorancia sobre la validez de los sacramentos (lo que sería pecado por ser una ignorancia vencible) o un intento de engañar o confundir, lo que es pecado grave y con agravante, porque en lugar de orientar al Pueblo de Dios, lo desorienta.
6. Actualmente los fieles están buscando cada vez más y de manera sistemática a sacerdotes casados para bautismos, primeras comuniones, “quince años”, matrimonios, unción de enfermos, confesión, viático… Y aunque los sacerdotes casados se cercioran primero de que hayan ido a solicitar los servicios de los que están oficialmente en funciones, al ver que no son atendidos por éstos, los que no están oficialmente en funciones terminan atendiendo las necesidades del Pueblo de Dios para que no se queden como “ovejas sin pastor”. Si la Curia Romana no cambia su legislación sobre el celibato estará creando una “Iglesia paralela” por la necesidad del Pueblo de Dios y por la necedad de la misma Curia. El “cisma” sería provocado por la Curia, no por los sacerdotes casados. Por otra parte, NO ACEPTAMOS de ninguna manera el calificativo de “cisma”: no hay una separación en la fe ni en la comunión; es sólo, en el peor de los casos, una indisciplina, una “desobediencia” a una “ley” tan arbitraria como injusta y nadie puede ser obligado a obedecer una ley injusta.
7. Invitamos a quienes crean lo contrario a probar mediante una encuesta si es verdad o no la siguiente afirmación: “Los fieles prefieren a los sacerdotes casados porque no generan la desconfianza de los supuestamente célibes”, por todos los problemas de pederastia, violaciones y demás escándalos que se han presentado.
8. A todo lo anterior alguien puede decir: “Sí, pero la norma es guardar el celibato y los que no lo hacen están mal”. Respondemos directamente y con una analogía. Directamente, si se responde así se cae en la falacia de círculo vicioso, en la que la premisa es la conclusión que se quiere probar; y probar la bondad de la obligatoriedad del celibato no se puede, no hay argumentos contra los hechos. Análogamente, si un maestro reprueba sistemáticamente al 90% de sus alumnos año tras año y en todos sus grupos, el que está mal es el maestro, no los alumnos; o no sabe enseñar, o no sabe evaluar, o no sabe explicar, aclarar, motivar, etc. Así es que lo que hay que cambiar es al maestro. En este caso lo que hay que cambiar es la norma.
9. No reconocer que no se cumple le quita dignidad y mérito al mismo don del celibato, se le degrada al ponerlo en una situación en que es pisoteado. Mejor es darle el lugar que le corresponde como don y virtud deseable, de otra manera se peca al no reconocer el modo correcto de actuación de Dios al darlo sólo a unos cuantos.
10. Reconocer que “NO ES BUENO que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada” (Gén 2:18) es entrar en contacto con la Verdad y no sustentar en argumentos retorcidos algo que atenta contra la naturaleza humana. La pareja es el ser humano; el texto hebreo dice: “Creó Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, macho y hembra lo (en singular) creó”. (Gén 1:27).
11. A lo largo de la historia se ha visto que muchas vocaciones se dan en familias de sacerdotes, lo que es importante como semillero de obreros para el Reino de Dios. Es más: hay papas santos hijos de papas santos. Papas que fueron casados: San Pedro, Apóstol, San Félix III 483-492 (2 hijos), San Hormisdas 514-523 (1 hijo), San Silverio (Antonia) 536-537, Adriano II 867-872 (1 hija), Clemente IV 1265-1268 (2 hijas), Félix V 1439 1449 (1 hijo).
Era un secreto a voces, pero ahora las señales se van multiplicando cuantitativa y cualitativamente: “La Curia Romana no refleja ni ante los fieles la voz auténtica del obispo de Roma, ni ante éste la de los fieles”. Debido a esto el siguiente documento señala directamente a dicho organismo y de ninguna manera se dirige a quien reconocemos como cabeza visible de nuestra Iglesia: nuestro hermano mayor, el papa Benedicto XVI.


Algunos Papas que fueron hijos de otros papas u otros miembros de clero

Nombre del Papa Papado Hijo de:
San Dámaso I 366-348 San Lorenzo, sacerdote
San Inocencio I 401-417 Anastasio I
Bonifacio 418-422 Hijo de un sacerdote
San Félix 483-492 Hijo de un sacerdote
Anastasio II 496-498 Hijo de un sacerdote
San Agapito I 535-536 Gordiano, papa
San Silverio 536-537 San Hormisdas, papa
Marino 882-884 Hijo de un sacerdote
Bonifacio VI 896-896 Adrián, obispo
Juan XI 931-935 Papa Sergio III
Juan XV 989-996 León, sacerdote

Algunos papas que tuvieron hijos “ilegítimos” después de 1139

Nombre del Papa Papado Hijos
Inocencio VIII 1484-1492 Varios hijos
Alejandro VI 1492-1503 Varios hijos
Julio 1503-1513 3 hijas
Pablo III 1534-1549 3 hijos, 1 hija
Pío IV 1559-1565 3 hijos
Gregorio XIII 1572-1585 1 hijo


12. El mismo san Pablo dice: “…si no pueden contenerse, que se casen; mejor es casarse que abrasarse”. (1 Corintios 7:9). Lo que escandaliza (pecado) es la norma modificable, no la unión de dos seres que se aman (el amor viene de Dios, Dios es amor).
13. Sin importar la edad, el 90% de los fieles están de acuerdo en la opcionalidad del celibato sacerdotal.
14. ¡Cuántos cientos de miles de vocaciones de jóvenes y de casados están esperando la modificación para poder realizarse! ¿De casualidad no es pecado impedir la realización de las vocaciones sacerdotales?
15. Sabemos que existe un gran miedo al cambio en la Curia Romana, pero ¿no es eso falta de confianza en Dios y también pecado?
16. Si el pecado excluye de la comunión, quienes se están auto-excomulgando son los miembros de la Curia Romana.
17. Creemos que estamos empecatados en la Iglesia Católica de Roma por un absurdo. Ofrecemos seguir orando porque cambie esta situación de pecado estructural, público y escandaloso. Ahora bien, si se cambia la norma, entonces se rompe esta situación de pecado. La Curia Romana tendrá que hacer cambios profundos en su mentalidad, en la práctica pastoral, y ajustar la legislación a la realidad pastoral y no al revés. Ello saneará mucho a la Iglesia de los delitos sexuales que se están cometiendo.
18. El hacer el celibato opcional implica el restablecimiento de los diáconos, sacerdotes y obispos casados a su ministerio.
19. Hay muchos grupos que ofrecen su apoyo y están dispuestos a ayudar a la Curia Romana para realizar la transición en la restitución al tejido ministerial activo a los sacerdotes y obispos casados que aún sientan la vocación ministerial. Los grupos son federaciones de sacerdotes casados, la “Prelatura de Sacerdotes Casados Ya”, y otras prelaturas y grupos de todo el mundo. Es un proceso que requiere el trabajo de especialistas que reformen el Código de Derecho Canónico, y establezcan los pasos específicos para el restablecimiento de las funciones.
20. El restablecimiento de los sacerdotes y obispos casados debe de ser paulatino y deben de ser restituidos como sacerdotes y obispos de primera, no de segunda ni de quinta categoría, sino en igualdad de circunstancias y derechos que los célibes, porque el matrimonio no afecta ontológicamente al carácter del Orden Sacerdotal.

Propuestas concretas (es muy fácil criticar sin proponer):

1. Que el celibato se torne opcional.
2. Que el matrimonio se permita antes y después de ser ordenado diácono, sacerdote u obispo.
3. Que se restituyan poco a poco los sacerdotes al ministerio y se haga a través de organizaciones (grupos, federaciones, prelaturas…) que ya existen, regulando los mecanismos, la Iglesia puede aprovechar las muchas que hay en todo el mundo y también con la ayuda de los obispos locales.
4. Que se regulen los mecanismos de reinserción a través de escuchar las necesidades tanto vocacionales como de los fieles.
5. Que a las familias de presbíteros que no se les ha permitido recibir la bendición sacramental del matrimonio se les permita inmediatamente y puedan, así, participar cuanto antes del alimento Eucarístico.
"El celibato no es esencial para el sacerdocio; no es una ley promulgada por Jesucristo." Declaración del Papa Juan Pablo II en julio de 1993.
Después de todo lo aquí expuesto, ante la actitud de la Curia Romana lo primero que podemos hacer como fieles es orar con intensidad por su conversión. Esperemos que el Papa se dé cuenta de los hechos y pronto rectifique hacia la no obligatoriedad del celibato y al darle su auténtico lugar, lo exalte como lo que es: un don que pocos poseen y por lo mismo sumamente valioso en la Iglesia, y no como algo para ser pisoteado continuamente. Sólo así el santo Padre podrá preservar la unidad de la Iglesia.
“Si tu quieres puedes curarme.” (Mc 1:40b y Lc 5:12b). Señor, cura tanto dolor de tus ministros. Ellos han sido preparados en la fe y son los hermanos servidores del pueblo de Dios. Ellos y sus familias ya no pueden soportar el peso de las injusticias como consecuencia de la obligatoriedad del celibato sacerdotal, ten piedad de tus hijos. Tú los llamaste al presbiterado y al matrimonio, y al igual que a Jeremías les dijiste: “Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses, te tenía consagrado: yo profeta de las naciones te constituí.” (Jer 1:5). Ten piedad de tu pueblo, ve nuestra sed de Evangelio y de sacramentos, estamos faltos de pastores, envíanos pastores santos, casados y no casados… Tú que pusiste al santo padre como vicario de Pedro, condúcelo a que haga los cambios necesarios para eliminar la obligatoriedad del celibato y para restituir al ministerio a los diáconos, presbíteros y obispos casados, y que reciban a la brevedad la bendición sacramental las familias de los presbíteros que no la han podido recibir, para que inmediatamente puedan recibir el Pan de Vida.
Para alcanzar estos bienes nos permitimos invitar a todos y cada uno a orar, orar y orar para que Dios nos siga bendiciendo con ministros santos (casados y no casados). Amén.

“Ministrare”
Grupo de Sacerdotes Católicos Casados de México


1. [1] Definición de “Tradición” según el diccionario: “1: Transmisión de doctrinas, leyendas, costumbres, etc. durante largo tiempo, por la palabra o por el ejemplo. 2: costumbre transmitida de generación en generación. 3: transmisión oral o escrita de los hechos o doctrinas que se relacionan con la religión.”
Por otra parte “Imposición” se define como la “acción o acto de imponer o imponerse.”
[2] Muchos de nosotros por nuestro trabajo estamos en constante comunicación con los jóvenes y damos testimonio de la veracidad de esta aseveración. Nadie que no quiera mentir puede rechazarla.
[3] El Derecho canónico: una ley derogable simplemente por la voluntad del Obispo de Roma.
[4] Se han escuchado voces de psicólogos muy experimentados, que sospechan que tanta saña sólo es explicable por una envidia inconsciente de quienes desearían poder hacer lo mismo, pero que carecen del valor para ello.

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