viernes, 30 de octubre de 2009

UNA VOZ QUE CLAMA EL DESIERTO DE ASFALTO

Estamos lidiando con un asunto muy serio que ha afectado a la Iglesia Católica por muchos años. Desde el Sínodo Católico Internacional de Obispos en 1971, en estos últimos 38 años, las disputas alrededor del celibato han empeorado. Si en 1971, la iglesia hubiera escuchado las súplicas de los obispos para ofrecer el celibato opcional a quienes se comprometieran con el de por vida, pero hubiera admitido a los casados al sacerdocio para cumplir su llamado, entonces no estaríamos hoy cosechando paja en lugar de la gracia divina.

La seriedad de este tema fue enfatizada cuando al iniciarse este tercer milenio los obispos de los EEUU plantearon de nuevo el asunto. Una vez más las autoridades en el Vaticano lo rechazaron en detrimento de la iglesia en los EEUU y alrededor del mundo.

El sacerdocio de personas casadas ha existido desde la época de Moisés, todos fueron casados provenientes de la familia del Sumo sacerdote Aaron como leemos en el Levítico. Algunos argumentan que lo que se pedía en aquel sacerdocio era simplemente una pureza legal. Pero cuando Dios exigió santidad como signo de estar en intimidad con El, esta orden de santidad seguía siendo más aplicable a los sacerdotes: "sean santos, porque Yo, su Señor, Soy Santo." La santidad o la sacralizad es el primer requisito de cualquier sacerdocio, casado o célibe.

Los apóstoles ordenaron a sacerdotes y obispos, sin importar su estado civil. San Pablo ordenó a Timoteo y lo consagró como obispo. Él ordenó al primer obispo de la isla de Malta, que era un hombre casado. Como San Pablo dijo a Timoteo, la única condición que él impuso al obispo fue la de casarse solamente una vez:

“Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro;” (I Timoteo 3:2-3)

Alguna personas se sorprenderán al saber qué pasó con Zaqueo, el hombre de baja estatura que Jesús pidió bajarse del árbol de sicómoro y luego visitó su casa. El se convirtió con toda su familia y llegó a ser consagrado Obispo de Cesarea de Filipo. (Historia de la Iglesia: Venturi).

Jesús compartió completamente con sus apóstoles, tanto casados como solteros, todo aquello requerido para convertirse en un apóstol. Él no demostró favoritismo para ninguno. Incluso cuando él les dio responsabilidades, buscó las capacidades de cada uno y confió en ellos. La cuestión del celibato no era su preocupación. Pienso que las demandas que San Pablo presenta para ser un candidato a obispo son más que suficientes para la vida de un obispo. Al reflexionar de nuevo sobre el sacerdocio del cual provine un obispo se reconocen las mismas demandas que se aplican al sacerdocio.

Por este medio apelamos a esos obispos que fueron enviados a monasterios, condenados por siempre, y negados a presentarse ante sus fieles. Déjenlos salir de sus prisiones católicas y ser reinstalados, asumiendo una vez más su responsabilidad pastoral entre los sacerdotes casados. Por favor hágannos saber donde están, póngase en contacto con nosotros.

A esos sacerdotes que puedan sentirse que por casarse hayan bajado o caído un poco, desháganse de su carga de humillación, exclusión y vergüenza. Vengan con sus compañeros considerados "pecadores", quienes debían ser marcados y olvidados por siempre como débiles. Vengan, pero nunca con lamentaciones. Su carga se ha levantado, vengan elevados, liberados de cualquier carga de pecado. Conviértanse en una Magdalena, un Pablo, un Pedro o un Agustín, o cualquiera de los muchos que dejaron atrás sus luchas pasadas. Todos llegaron a ser santos excepcionales, a pesar de sus debilidades anteriores.

A nuestra querida "Madre Iglesia" le suplicamos abrir los brazos a estos hijos pródigos que han deseado volver a casa y tienen tanto que ofrecer. No hay curación más importante que la reconciliación de 150.000 sacerdotes casados con la Madre Iglesia y la curación de una Iglesia en crisis con la renovación del matrimonio y la familia. La Iglesia no tiene nada que perder permitiendo a los sacerdotes la opción de casarse. Históricamente, es de los matrimonios sagrados de donde han salido sacerdotes, papas, santos y servidores amantes de Dios y la Iglesia.

Es debido a nuestro amor por nuestra fe y la preocupación profunda por su futuro que proclamamos en este día, el final del celibato obligatorio, y la opción para que los sacerdotes santifiquen la familia como fue diseñado en el Jardín del Edén, incluso mientras cumplen con su llamado y ordenación.

Mons. Enmanuel Milingo

miércoles, 28 de octubre de 2009

SACERDOTES CASADOS, UNOS SI, OTROS NO,

¿EN QUE QUEDAMOS ENTONCES?

Hace unos años leí en una revista católica el comentario de un pastor evangélico quien comentando sobre el celibato decía que “el problema no es si los ministros son casados o son solteros”, y tenía razones para hablar; él era un ministro casado, mientras que dos de su hijos eran sacerdotes católicos, por tanto célibes, y agregaba el pastor “el problema es de fidelidad, puesto que tanto el soltero como el casado pueden ser infieles”
El debate sobre el sacerdocio casado nunca ha sido cerrado en los círculos progresistas aunque el vaticano haga piruetas y mantenga que “el celibato es una disposición canónica a la que los candidatos voluntariamente se deciden”, en la práctica todo mundo sabe que los hijos de los sacerdotes son los únicos que le llaman tío.
Recientemente se informa de parte del cardenal William Joseph Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y el arzobispo Joseph Di Nola, secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos la posibilidad de la ordenar clérigos casados anglicanos como sacerdotes católicos; dice también la comunicación, el Vaticano responde "a las numerosas" peticiones hechas a la Santa Sede por grupos de clérigos y fieles anglicanos de diferentes partes de mundo "que desean entrar en la plena y visible comunión" con la Iglesia católica. Serán "católicos de rito anglicano, en la misma que los Uniatas, que son católicos de rito bizantino o los de las otras iglesias de rito oriental, que mantienen sus tradiciones y reconocen la autoridad del Papa"- dice la comunicación; entonces lo que se busca es que se reconozca la autoridad del Papa
Qué decir entonces de las numerosas peticiones que llegan al Vaticano de todo el mundo católico de sacerdotes, obispos y laicos; todos fieles a Roma sobre la necesidad de establecer el celibato de manera opcional y de que los sacerdotes que viven una vida “irregular” puedan normalizar sus relaciones de pareja mediante el sacramento del matrimonio. Todas estas peticiones de auténticos católicos que reconocen al Papa. La pregunta es por qué unos si y por qué otros no.
El celibato no puede verse solo de manera negativa, sino tal como se presenta en el evangelio, como un don y por amor al reino (1°Co 7, 6-9. Mt 19,10-12) por lo tanto solo aquellos que han recibido ese don y se sienten llamados a trabajar por el reino con un corazón indiviso deben optar por el.
La actitud del Vaticano para mí no es de alabarla pues me parece inconsecuente, intolerante y de doble moral. Si los católicos de rito oriental son tan católico como los de occidente ¿por que aquellos si se casan y estos no? Si los anglicanos entran en comunión con Roma y pueden ser casados, ¿por qué no pueden ser casados los que ya están en comunión con Roma? Por último, si los sacerdotes de rito occidental deben vivir el celibato, es decir no deben casarse, ¿por que se permite la unión libre, la paternidad irresponsable de muchos clérigos, con la anuencia y bendición de sus obispos?

domingo, 18 de octubre de 2009

La fuerza de un grito que sostiene los muros cargados de historia


La Biblia nos cuenta una historia muy peculiar cuando el pueblo de Israel camina por el desierto se encuentran con una ciudad llamada Jericó; Dios les manda que den vueltas a su alrededor y después de unos días que lancen un grito y a esa fuerza los muros caerán; ellos hacen tal cual y así sucede.

Algo similar ha ocurrido en el municipio de Cinquera, Departamento de Cabañas. El Salvador; solo que esta vez la gente ha dado vueltas alrededor de su templo histórico y al grito de ¡no pasaran! los muros se mantienen en pie.

Los muros del Templo Católico de Cinquera si hablaran nos contarían de los sacrificios que los originarios de ese lugar hicieron para levantarlos; del señor Barraza quien dirigió la construcción allá por el año 1900. De los testimonios de Aida Escalante que a sus 15 años no tuvo miedo de enfrentarse al mismo Obispo que los acusaba de comunistas. De los cientos de hombres, mujeres y niños que ahí se encontraron con Dios y ahí aprendieron a leer la historia.

El Padre Emilio si viviera en Israel ya habría mandado a tirar el muro de los lamentos último vestigio del Templo de Jerusalen, el edificio más sagrado del judaísmo. Los restos que aún quedan datan de la época de Herodes el Grande, quien mandó construir grandes muros de contención alrededor del Monte Moriá, en el año 37 a.C. De vivir en Italia habría mandado a destruir el Coliseo romano por considerarlo vestigio pagano del imperio, aunque ahí se haya derramado sangre de testigos fieles de Jesucristo.

Que piensa el Padre Emilio Rivas al querer derribar los muros que son testigos mudos de lo que ahí ocurrió. Que sabe, entonces, este padrecito de memoria histórica; lo único que deja al descubierto es su posición ideológica y una terrible ignorancia y desconsideración con el pueblo que dice pastorear.

Pero no es de extrañar la actitud del párroco de Tejutepeque (le queda grande el titulo), puesto que es de conocimiento público que en San Vicente y Cabañas el clero adolece de sentido común y prevalece ante todo el fanatismo religioso, espiritualista y adormecedor. La gente más pobre y aun la menos ilustrada diría “que daño le hace al padrecito unas paredes”; pero es que no se trata de unas simples paredes, se trata de la historia de Cinquera, se trata de su memoria histórica, se trata de que los testigos del “moreno” de Nazaret todavía estorban a la sinagoga bien montada llamada parroquia, llamada diócesis, llamada curia. Una razón más para seguir defendiéndolos.

Le hacemos un llamado al Padre Emilio Rivas que recuerde los apuntes de Historia de la Iglesia, de Arte Sacro y de Teología Pastoral, talvez encuentra ahí algunos datos que le ayuden a ilustrarse un poco sobre cual es su obligación como pastor. Le invitamos a comenzar a leer mas para conocer la historia de El Salvador, le recomendamos un libro del Equipo Maíz que se llama Historia de El salvador ahí hará un recorrido desde los tiempos de los Pipiles hasta los Acuerdos de Paz (1992) y ese si estoy seguro que lo comprenderá con su pequeño cerebro

Felicitamos al pueblo heroico de Cinquera, a los hombres y mujeres valiosos como Pablito Alvarenga que han permanecido siempre acompañando su lucha; nuestro saludo fraterno y solidario a toda la comunidad.

Les animamos a seguir defendiendo lo que les pertenece y que nadie aun con la corpulencia e investidura que tenga puede venir a mancillar lo que la población considera su patrimonio.

Que el testimonio de los Mártires de la zona de Radiola de San Francisco y La Tigra y todos los héroes y heroínas les sigan dando ánimo para resistir y luchar.

Dios les Bendiga.

P. Luis Alberto Quintanilla R.