CARTA ABIERTA AL NUEVO ARZOBISPO

Mons. José Luis:
Conservo esta dirección desde la última vez que conversé con usted y me regaló su tarjetita. Nunca había querido escribirle, ya que la comunicación entre nosotros dos nunca ha sido buena; pues, aunque quedamos en buenos términos, las acusaciones en mi contra continuaron y me parecía que eran más de lo mismo, es decir, chambres y más chambres. Lo que me daba pena era que usted, como obispo, siguiera esos comentarios con atención y, habiéndome dicho que podíamos hablar, prefiriera seguir el cuchicheo de la gente; incluso se llegó a decir que yo me había autoproclamado obispo y que había ordenado sacerdotes; no soy tan ignorante como me creen, algo estudié y algo sé también.
Pero, bueno, estoy escribiéndole para FELICITARLE, aunque la verdad le digo: no me alegro; pero, sí deseo que los cambios sean para mejorar y aprovecho para pedirle una cosa: si no va a seguir el ejemplo de Mons. Romero, mejor no mencione ese nombre, porque lo estaría utilizando en vano, como lo ha hecho en este tiempo.
Cuando usted fue consagrado obispo de San Vicente, no crea que el clero se alegró. Usted sabe que el clero se “come a sus obispos”, aunque en las misas los estén mencionando, como lo manda el rito católico. Yo, por ello, desde hace tiempo no menciono nombres, aunque sí oro por el Papa, los obispos y diáconos. Así lo digo en las misas que celebro, que sí son válidas, aunque digan que son ilícitas, pues creo que Dios no se fija en esas leyes humanas.Bueno, cuando fue consagrado obispo, en el Santuario del Señor de Esquipulas de San Vicente, usted dijo que quería seguir el modelo de obispos como Monseñor Romero, cuyo aniversario se celebraba el día siguiente, entonces, yo rompí el protocolo y dí inicio al aplauso, y me decía: ¿será que Dios nos va a dar una sorpresa? y ¿qué pasó? Usted siguió, igual que los dos anteriores obispos, rechazando incluso mencionar el nombre de Romero. Yo sé que ustedes los obispos le tienen miedo al FMLN, pero yo he agradecido que por lo menos ellos han valorado la persona y el pensamiento de Mons. Romero. ¿Que lo han “utilizado”? Bueno, en todo caso es culpa de ustedes, que se lo dejaron “robar”.Por otra parte, usted firmó el comunicado contra las minas, pero no se pronuncian claramente contra la Pacific Rim, que está explorando y causando daños en San Francisco el Dorado (San Isidro-Cabañas). Claro, la empresa también les ha dado dinero, lo dicen los padrecitos mismos, pregúntele al P. Willian del Calvario de Sensuntepeque. Celebran hasta con cohetes las misas por el Mayor Roberto D´Aubuisson, igual debe ser para Schafik, digo yo. Porque Mons. Barahona recibía al COENA en las reuniones del clero de San Vicente, me pregunto ¿por qué nunca recibió a la comandancia general del Frente? ¿No somos pastores de todos?
Monseñor, la Arquidiócesis “le queda grande” y los retos son enormes; pero yo sé que Dios no se equivoca y si usted ha sido elegido, Dios sabe por qué; sin ebargo, el discursito suyo sobre el rosario, la adoración al santísimo y el ataque a las sectas protestantes, se queda chiquito, y no es que esté en contra de la piedad de nuestros pueblos, pero la Diócesis de San Vicente se ha quedado jugando con plastilina y pintura de dedo, mientras que la Arquidióces ya resuelve fórmulas de química y física.Usted dijo que una de sus prioridades iban a ser los sacerdotes; mi padre dijo que usted habia hecho opción por los sacerdotes pero para "joderlos". Treinta y dos años de sacerdocio del Padre Rodolfo Uceda no se tiran así nomás, eso fue un crimen. A mí no me importa lo que hayan hecho con mi persona, yo podía haber puesto demanda ante los tribunales, por daños y perjuicios, y ¿por que no lo hice? Porque yo sí creo en Dios y como me aconsejara mi director espiritual QDDG: "Tu puedes tener la verdad, pero ellos tienen los medios, el poder y el dinero". La actuación de todos ustedes los obispos ha sido anticristiana, por ser injusta, mentirosa y pervertida.Bueno, este era un correo para felicitarle y se volvió de desahogo; que quede así, porque nunca le había escrito y no espero volver a hacerlo. Creo que tendrá demasiados problemas en su rebaño como para que se meta con nosotros, los que estamos al margen, pero sí quiero que sepa que yo le respeto como obispo y sucesor de los Apóstoles y, cuando quiera, estoy dispuesto a compartir con usted mi amistad y fraternidad.Que Dios le bendiga y Nuestra Santísima Madre le ayude a pensar bien lo que va a hacer. Solo un último favor le pido: sea sincero.Dios lo bendice.