martes, 29 de julio de 2008

La Orden del Magnificat de la Madre de Dios

Pedida por la Santísima Virgen misma, en La Salette (Francia) fue fundada en Canadá en 1962. La Orden comprende sacerdotes, religiosos y religiosas, algunos de éstos conservan su propia identidad y su fin respectivo, aunque todos tienen una regla común dictada por la Madre de Dios en La Salette (1846) y aprobada por el Papa León XIII en 1879.
La Orden tiene también discípulos laicos –célibes o casados- viviendo y compartiendo sus labores. Hay terciarios laicos que viven en el mundo, en hogares cenáculos.
La Orden del Magnificat de la Madre de Dios es parte de la IGLESIA CATOLICA DE LOS APOSTOLES DE LOS ULTIMOS TIEMPOS. Esta Iglesia es autónoma y universal, existe y opera bajo su propia Jerarquía. Pertenece a la fe, doctrina, tradición y practicas cristianas católicas de los Apóstoles de los Últimos Tiempos, aunque deseando firmemente volver a la enseñanza y pureza evangélica de los primeros siglos de la cristiandad, desea guardar intacta las enseñanzas doctrinales y dogmáticas enseñadas con continuidad, de siglo en siglo, por los Santos y Doctores de la Iglesia Católica Romana.
Además de la adoración perpetua del Santísimo Sacramento, la oración, el estudio y trabajos de toda clase; la Comunidad se dedica a todas las obras de misericordia corporal y espiritual, sin embargo, el fin principal de la Orden es la conservación del depósito de la Fe por la enseñanza religiosa bajo todos los aspectos a adultos y jóvenes. Otro fin específico es la lucha contra todos los abusos que han conducido a la decadencia del clero, del estado religioso y de la sociedad cristiana.
La Orden trabaja de una manera especial en la unidad cristiana tan deseada por Jesucristo y sus verdaderos discípulos – unidad en la verdad.
No recibimos otorgamientos, ni subvención de los gobiernos, ninguna ayuda de otros organismos.
Por consiguiente vivimos de nuestro propio trabajo manual en todas las esferas posibles: construcción de nuestras capillas y monasterios; albañilería, ebanistería, plomería, vidriería, pintura. En nuestra casa madre producimos nuestra propia energía eléctrica. Tenemos una imprenta. Cultivamos la tierra, tenemos crianza de animales para nuestras necesidades, cosemos nuestra ropa.
¿Por qué pedimos limosna?: para conseguir el mínimo, permitiéndonos vivir y comprar lo que no se recibe en donativos. Igualmente para sostener nuestras misiones más pobres. Aceptamos donativos en especie y disponemos el excedente a favor de los pobres.
A todos los que nos ayudan de una forma u otra, les expresamos nuestros agradecimientos, con la promesa de nuestras humildes oraciones por todas sus intenciones.

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