PRONUNCIAMIENTO
ANTE LA COMUNIDAD SANTA MARTA
La Iglesia Católica Apostólica
Salvadoreña del Magníficat tiene en su esencia el ser una comunidad de fe
autónoma y autóctona, en Independiente de la Sede Romana, valoramos la libre
determinación del pueblo que ama y sirve a Dios con libertad de corazón, somos
el redil cuya puerta única y necesaria es Cristo, nuestra Iglesia es labranza y
campo de Dios, en este campo crece el antiguo olivo, cuya raíz santa fueron los
patriarcas y en el que tuvo y tendrá lugar la reconciliación de todos, por lo
que ante un acontecimiento como el que conmemoramos hoy queremos reconocer que:
·
Es un hecho marcado en la historia de las comunidades de
El Zapote, Santa Marta, Peña Blanca, San Jerónimo, San Felipe, entre otros, en
el que con saña y crueldad se atentó contra la vida de la población.
·
Que esa acción fue una barbarie
perpetrada por el ejército Salvadoreño procedente del destacamento militar #2 comandado
por el coronel Sigifredo Ochoa Pérez.
·
Que la postura de la iglesia tradicional
fue tímida, negligente, cobarde y en algún momento hasta cómplice con el
sistema opresor.
·
Gracias al acompañamiento providencial
de la solidaridad internacional, nuestra gente fue ayudada en el paso del rio
lempa, en el asentamiento de los Hernández y La Virtud, en el campo de
refugiados en Mesa Grande; en su retorno y posterior asentamiento.
·
Que la formación, promoción y
desarrollo de esta comunidad en sus proyectos y organización ha sido fruto de
su propio esfuerzo y tenacidad, reconociendo su alto valor de lucha en grado
heroico.
Por esta razón como Iglesia
Católica Apostólica Salvadoreña del Magníficat, que les acompaña en la pastoral
manifestamos lo siguiente:
1.
Que nuestra presencia de más de diez
años en esta y en las otras comunidades a las que servimos, no ha sido para
dominarles ni someterles a un sistema religioso; sino para acompañarles el
caminar de este pueblo, reivindicando a si los oportunismos, complicidades y
abusos que en el nombre de un Dios desencarnado se han hecho y que han mantenido
a los pueblos en el atraso, la pobreza, el sometimiento y la dominación, y de lo
que deberíamos avergonzarnos y por ello pedirles perdón.
2.
La ley de amnistía, si tuvo una razón
de ser, no era la de encubrir bajo un velo de impunidad los crímenes de lesa
humanidad, de los cuales los autores materiales e intelectuales deben
arrepentirse, pedir perdón y sobre todo ser castigados.
3.
Creemos que las convicciones e ideales
que sostuvieron a este pueblo, antes, durante y después del conflicto armado,
deben ser respetadas, defendidas, valoradas y promovidas.
4.
El espíritu cristiano ha sido fortalecido
en las diversas etapas de la comunidad
en las que se ha visto la convergencia de diversas iglesias históricas por
lo que ahora, en el momento histórico que vive Santa marta, debemos aprender a
vivir en un sano ecumenismo.
5.
Los frutos de este proceso son
evidentes y nadie los puede negar, el pueblo ha alcanzado una madurez en todos
los niveles de la vida, y eso es algo que debemos de enaltecer y por lo que
debemos dar gracias al Creador. Pero también es de hacer notar que todavía
existen muchos retos que superar para lo cual se necesita voluntad y mucha
madures con responsabilidad.
6.
De todos es sabido que todavía hay
resabios de un comportamiento religioso imperialista y excluyente, y porque no
decirlo intransigente, contra el cual hay que luchar con mucho valor y
respetando las diferentes opciones religiosas que existen y puedan existir en
esta comunidad, de lo que se trata es de hacer presente el Reino de Dios y su
Justicia, lo cual no se podrá alcanzar sin la unidad que hasta la fecha no
existe entre las diferentes expresiones de Iglesias que acompañan a este pueblo
santo.
Amados hermanos y hermanas de la comunidad de
Santa Marta y sus alrededores, en este día tan especial quiero en
representación de la Iglesia Católica Apostólica Salvadoreña del Magníficat,
reiterar nuestro acompañamiento desinteresado a esta comunidad en todo su
proceso de desarrollo, en sus alegrías y sufrimientos, pues no estamos en medio
de ustedes como ovejas descarriadas sino como hijos, siervos y hermanos de
ustedes, nosotros como Iglesia Particular, que profesamos la fe católica y
apostólica, como parte del la Iglesia Una Santa Católica y Apostólica, también
hemos sido enviados por el mismo Dios y Señor de todos a apacentar a su rebaño,
cuidarlo y curarlo cuando este sea herido, y siempre estaremos prestos a buscar
la Unidad que Cristo deseo para todos los suyos.
Que el Señor les bendiga.